Es algo increíble siempre insaciable social

pues soy de rumbo fijo y hasta la guerra final.

Ya no me quejo por la injusticia, ni por aquellos ideales hambrientos.

Solo juro que algún día mi espada dejara de sentir sentimientos y lamentos.

Rodarán cabezas directas a sus infiernos

para poder calmar justicia dentro de mis tormentos.

martes, 3 de marzo de 2015

Comprar, tirar, comprar.


Hoy en día nos quejamos de que nuestros aparatos y objetos duran cada vez menos y, la mayoría de las veces pensamos, que es mejor comprar uno nuevo a reparar lo ya deteriorado, pero lo que no sabemos, es que gran parte de esas veces  la causa de que nuestras cosas se rompan o dejen de funcionar, tiene un nombre muy poco conocido y no somos ni remotamente conscientes de que “los de arriba” ya tienen un plan preconcebido para llevarnos por el camino que a ellos les conviene y así, hacer de la sociedad un deseo propio.   En esta sociedad, la mayoría de las personas no tienen ni la más remota idea de este “fenómeno” que nos ataca y que, sin quererlo, nos conduce al consumismo rotundo. Nos empujan a comprar a sabiendas de nuestro desconocimiento y el nombre de este hecho se denomina "Obsolescencia Programada".

Este concepto se define como "la planificación o programación del fin de la vida útil de un producto o servicio que tras un período de tiempo calculado por el fabricante, éste se torne  inútil o inservible". De este fenómeno vienen todas las preocupaciones y quejas que azotan a la población y que, sin tener ni idea, hace que nuestro dinero caiga en manos de grandes empresas que sólo buscan promover el consumismo para así, enriquecerse. Una bombilla, por ejemplo, en el año 1911 llegaba a durar unas 2500 horas y en la actualidad, no llega ni a la mitad, siendo estas además mucho más frágiles. Otro ejemplo cotidiano lo tenemos en electrodomésticos  como el frigorífico. Algunos frigoríficos nuevos,  funcionan a medio gas cuando llevan siendo usados por un tiempo y  arreglarlos es más valioso que adquirir uno nuevo. Nuestros padres o abuelos siempre dicen que el frigorífico antiguo es el mejor, el que más enfría y el que mejor funciona y, de hecho, es verdad.
Podemos observar otro claro caso de obsolescencia programada en las medias, prenda que usan la mayoría de mujeres. Antes, hacían unas medias tan resistentes, que tenían la capacidad de tirar con ellas de ganchos de vehículos y éstas no presentaban ni un rasguño. Ahora, a causa de esto, la mayoría de las veces no duran ni una noche entera, se rompen al mínimo contacto. No les interesaba que una prenda así de necesaria fuese tan duradera, porque la gente se ahorraría una suma de dinero bastante grande y evidentemente, ellos saldrían perdiendo.

Pero un ejemplo más cotidiano en edades adolescentes es el móvil. ¿Qué móvil tiene su mayor rendimiento más allá de los dos años? La respuesta es fácil y rápida: ninguno. Este es un claro ejemplo de obsolescencia programada que hace que la gente se arroje al obligado consumismo por tener un nuevo móvil, ya que en cuanto éste falla, nos cansamos y recurrimos a las grandes empresas una vez más, para que nos “socorran”, cuando en realidad los que les estamos haciendo el favor somos nosotros a ellos.

En el documental de arriba se encuentra todo lo que he hablado anteriormente con gran interés.

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